Para mí, Sergio Pitol es uno de esos escritores que me provocan aturdimiento. (Spoiler alert). La estructura narrativa del Vals de Mefisto me recuerda a las matrioskas rusas. Como detalle particular, si los acontecimientos fueran estas muñecas, la más pequeña sería un monstruo policefálico, la suma de posibilidades de posibilidades. Visto así, el reto para el lector de este relato no es enfrentarse a ella, sino notar su belleza, la relación asimétrica que guarda con la primera matrioska contenedora, lo cual, en términos literarios, equivaldría a advertir una estética de situaciones anidadas que se duplican al suave ritmo de un vals. Me explico. Sergio Pitol parte de un primer nivel narrativo, matrioska 1, la historia de una pareja con una extraña y contradictoria relación de unión-separación. Guillermo y su esposa. Ella lee un cuento de él durante su viaje en tren hacia Jalapa (hecho simbólico, simultáneo de alejamiento-acercamiento). Aquí se expone su e...